“Ni Brasil ni los brasileños merecen esto”, declaró abrumado el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. Aludía al escándalo de corrupción que desde hace cuatro meses viene sacudiendo a su país, salpicando a ministros y dirigentes de la formación de donde surgió, el Partido de los Trabajadores (PT). Revelada con júbilo por los grandes medios de comunicación y atizada por acusaciones públicas formuladas por las personalidades implicadas, la cuestión ha cobrado rasgos de telenovela (1). Ha convulsionado toda la escena política con la violencia de un huracán devastador (...)
Cambiar la ONU 14 de septiembre de 2005 par (Open-Publishing)
por Ignacio Ramonet
Hoy comienza en Nueva York una cumbre excepcional de jefes de Estado y de gobierno con ocasion del sesenta aniversario de la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Más allá de festejar un cumpleaños, este gran encuentro que durará hasta el viernes tiene un objetivo central : reformar la ONU.
El mundo ha cambiado mucho desde aquella Conferencia de San Francisco de junio de 1945 en la que se gestó esta Organización destinada a garantizar la paz. La Segunda Guerra Mundial acababa apenas de terminar el 8 de mayo en Europa (pero no en Asia, donde Estados Unidos aún no había lanzado las bombas atomicas sobre Hiroshima y Nagasaki obligando a Japón a firmar la paz el 2 de septiembre). La mayor parte de la humanidad seguía viviendo bajo el yugo colonial. En el planeta sólo había, en 1945, unos cincuenta países independientes (hoy son 191).
Unos días antes de los odiosos atentados del 7 de julio, estuve en Londres viendo la exposición consagrada a la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954). Hasta el próximo 5 de octubre, puede admirarse en la Tate Modern, sin duda el mejor museo consagrado al arte del siglo XX. De esta artista yo había visto ya hace unos años, en el MOMA de Nueva York, una antológica que la crítica calificaba entonces de «gran acontecimiento artístico». Comparada ahora con la de la Tate Modern, aquella muestra neoyorkina se revela muy incompleta (...)
Apodado en Washington el Maquiavelo de la Casa Blanca, Karl Rove es, en el entorno del presidente Bush, una especie de superconsejero político, el gurú más escuchado en cuestiones de política interior de Estados Unidos, y el estratega jefe de las campañas electorales. Posee la reputación de ser una máquina intelectual fascinante, de una implacable sangre fría, hiperorganizado, capaz de estudiar diez informes a la vez. Llamado a veces el Bonaparte de las elecciones, Karl Rove es el artífice incontestable de las dos victorias de George W. Bush en las elecciones presidenciales del 2000 y del 2004 (...)
Dicen que no son el directorio del planeta pero, de hecho, ellos -los miembros del G-8- son los que mandan. Este año, este selecto club de los siete países más ricos del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) más Rusia, han decidido reunirse en un lugar remoto, reservado en tiempo ordinario a la élite de los multimillonarios: el castillo-hotel de Gleneagles, cerca de la ciudad de Perth, en Escocia (...)
Al hablar con responsables políticos o sindicales en Corea del Sur, el sentimiento que prevalece es el pesimismo. Las tensiones con Estados Unidos no dejan de agravarse a propósito de Corea del Norte. Las relaciones se mantienen igualmente tensas con Japón, porque los manuales escolares persisten en minimizar las crueldades infligidas a los coreanos durante la ocupación japonesa (1905-1945); también debido al desacuerdo territorial que enfrenta a ambos países a propósito de las islas Dokdo, que uno y otro reivindican. Seúl se opone a la ambición diplomática de Tokio: disponer de un escaño permanente en el seno del futuro Consejo de Seguridad, después de la reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el próximo mes de septiembre (...)
El domingo hay elecciones en Bulgaria. Todos los pronósticos indican que las ganará el partido socialista (ex-comunista), ahora en la oposición. La consecuencia es que, a menos de que surja una coalición nueva, ex-rey Simeón de Saxe-Cobourg-Gotha, actual primer ministro, deberá abandonar su cargo.
Para conversar de esto me recibe, en su residencia de Sofía, el presidente Gueorgui Parvanov. Es un hombre joven, de 48 años, historiador de formación, antiguo miembro del partido comunista (hoy, partido socialista), elegido en noviembre de 2001 y que goza de una popularidad muy grande (...)
Se llama Dong-Young Chung y es ministro de la unificación en el Gobierno de Corea del Sur. Es un hombre apuesto. Durante tiempo presentó un programa muy popular de televisión. Y se dice que será el próximo presidente del país cuando acabe, en 2008, el mandato del actual, Moohyun Roh. Me recibe, con mi intérprete Eunmi Cho, en su despacho situado en el centro de Seúl, megaurbe de más de veinte millones de habitantes.
Dong-Young Chung regresa de Corea del Norte en un momento en que las tensiones entre el régimen de Pyongyang y la Administración Bush de Estados Unidos alcanzan un nivel peligroso de intensidad (...)
Esperanzas 9 de junio de 2005 par (Open-Publishing)
Por Ignacio Ramonet
Una vez más, al dar el pasado 29 de mayo un rotundo “No” al proyecto de tratado constitucional para Europa, la Francia rebelde hizo honor a su tradición de “nación política por excelencia”. Sacudió al Viejo Continente, suscitando de nuevo la esperanza de los pueblos y la inquietud de las élites establecidas. Reanudó su “misión histórica” al dar prueba a través de la acción audaz de sus ciudadanos de que es posible eludir a la fatalidad y a las pesadeces de los determinismos económicos y políticos.
Porque este “No” tiene una significación central: es un freno a la pretensión ultraliberal de imponer en todo el mundo, en menoscabo de los ciudadanos, un modelo económico único, el definido por el dogma de la globalización (...)
Hace 60 años, el 8 de mayo de 1945, con el derrumbe del III Reich alemán, terminaba la II Guerra Mundial en Europa. Proseguiría en Asia hasta el 2 de septiembre de 1945, cuando, sobre el puente del acorazado estadounidense Missouri, los representantes de Japón, abrumados por las primeras bombas atómicas, firmaran la rendición de su país.
¿Es necesario seguir hablando de este conflicto, en un momento en que el gran coro de los medios nos asesta, en ocasión de las múltiples ceremonias conmemorativas -por el desembarco de Normandía, la liberación de París, la entrega de Auschwitz y luego la de Buchenwald, la caída de Berlín-, imágenes pletóricas y comentarios interminables sobre sus principales episodios? (...)