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Septiembre sin Gladys, y la maldita primavera
Publie le Miércoles 14 de septiembre de 2005 par Open-PublishingGladys Marín, ex presidenta del Partido Comunista de Chile
por Claudia Korol
"La maldita primavera", canta Javiera Parra dentro mío, cuando septiembre llega, y llega inexorablemente, aunque yo no pueda soportar que septiembre esté entre nosotros, y no esté la gladys para decir y hablar, denunciar y soñar otra primavera posible, y no ésta, tan cargada de símbolos y de recuerdos dolorosos que desorganizan nuestras vidas y nuestra memoria.
"La maldita primavera, canta Javiera Parra y yo lo coreo, gladys, con la secreta esperanza de que te aparezcas de pronto en nuestra historia, para abrazarnos a tu ternura y a tu terca rebeldía.
Si la primavera no fuera la maldita... pienso, mientras miro alrededor sabiendo ya que no llegarás, y que mi fe no alcanza para creer que estés de todos modos, en ausencia de tu cuerpo. Porque aprendí que el cuerpo, la piel, la sangre, la mirada, no son eternas, son efímeramente pasajeros. Porque no aprendí a creer en la vida sin cuerpo y sin sueños. Y vale saberlo, aunque esto no haga más que aumentar el dolor de lo que perdemos.
Porque no es de negaciones, pienso, que construiremos la historia real de un nuevo septiembre, de un septiembre que vuelva patas para arriba la parábola de las llamas consumiendo la moneda, y la doliente ingenuidad de hombres y mujeres viendo arder sus sueños, sus esperanzas, sus vidas mismas en su marcha pacífica al socialismo.
Y no me sirve decir "gladys vive", aunque sepa que tu presencia es un dato de la realidad subjetiva del corazón de los pobres y de las pobres de chile. No me sirve, porque para que tus sueños trasciendan, tendremos que apurarnos a dibujar los perfiles de las próximas primaveras. Sin repetir tus gestos, sin copiar. Como diría Mariátegui, tendremos que inventar un socialismo latinoamericano que sea creación heroica de los pueblos.
Ya no estarás para mostrar caminos. Ya no estarás para denunciar al enemigo. Ya no estará tu cuerpo en la cabeza de las manifestaciones, llevando en el pecho la foto de tu compañero desaparecido, Jorge Muñoz.
No, no estarás. No estará tu cuerpo, no estará tu ternura para cobijarnos. Tendré que acostumbrarme al refugio en aquellas zonas de la memoria y del recuerdo que guardamos en nuestra corporalidad todavía resistente.
No estarás Gladys, este septiembre, en las calles de Chile. Tendremos que aprender a caminar en la intemperie, apoyados en lo que nos dejaste como último mensaje: el amor al pueblo, a los trabajadores, a las mujeres humildes de nuestro continente, la fe en el ser humano, y la pasión por cambiar el mundo.
Te extraño Gladys, en esta todavía maldita primavera.