La población infantil en riesgo por la propagación de epidemias

El número de víctimas podría no limitarse a las que fueron arrastradas por las olas. La contaminación de los recursos de agua potable y la sobrecarga de los servicios de atención médica pueden dar lugar a la propagación de enfermedades que eleven las cifras de muertos en los próximos días. Es fundamental proteger la salud de niños y niñas y actuar con rapidez

Las necesidades primordiales en el área de la salud de los niños y niñas afectados en la zona del maremoto están directamente relacionadas con la prevención y el tratamiento de la malaria, enfermedades relacionadas con la falta de agua potable (cólera, disentería, diarrea), sarampión, tétanos y enfermedades respiratorias que se estima que han afectado a cerca de un millón y medio de niños y niñas en la región.

La malaria y el dengue son epidemias endémicas en la mayoría de los países de la región, incluso en las regiones de bajo riesgo. En la actual situación, con aguas estancadas, se favorece la reproducción de estos mosquitos. A esto se suma el desplazamiento de las familias que viven a la intemperie, lo que hace que los niños y niñas sean tremendamente vulnerables, favoreciéndose de esta forma la rápida propagación de enfermedades.

El sarampión es una de las enfermedades infecciosas que se propaga más rápidamente trasformándose en epidemia afectando a zonas con gran densidad poblacional con personas desplazadas.

Los 1,5 millones de niños desplazados de sus hogares también empiezan a sufrir las primeras deficiencias nutricionales en un ambiente donde las estructuras básicas para la compra de alimentos y su distribución ha sido interrumpida, agudizándose la mala nutrición con carencia de vitaminas, proteínas y minerales.

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