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La democracia selectiva de EEUU
Publie le Lunes 28 de marzo de 2005 par Open-Publishing1 comentario
EEUU sólo acepta en Oriente Próximo la voluntad popular si ésta acata sus deseos
Por Noam Chomsky
La llamada promoción de la democracia
se ha convertido en el tema principal de la política del Gobierno de
EEUU en Oriente Próximo. El proyecto tiene antecedentes. Existe una
"vigorosa línea de continuidad" en el período de la posguerra fría,
escribe Thomas Carothers, director del Programa sobre Ley y Democracia de la Institución Carnegie, en su nuevo libro Misión crítica: ensayos sobre la promoción de la democracia.
"Donde la democracia parece ajustarse a la seguridad y a los intereses
económicos norteamericanos, EEUU promueve la democracia", concluye Carothers. En cambio, "cuando la democracia se enfrenta a otros intereses significativos, es menospreciada o incluso ignorada". Carothers fue funcionario del Departamento de Estado durante la época de Ronald Reagan
y participó en proyectos para el "fortalecimiento de la democracia" en
América Latina durante la década de los 80. También escribió un libro
sobre esos proyectos, llegando esencialmente a las mismas conclusiones.
Esta continuidad ha quedado ilustrada con la nominación de John Negroponte como primer director de los servicios de espionaje de EEUU. La carrera de Negroponte va de Honduras, donde como embajador de Reagan supervisó las acciones terroristas de los contras contra el Gobierno sandinista de Nicaragua, hasta Irak, donde como embajador de Bush
presidió brevemente otro ejercicio de presunto desarrollo de la
democracia. Esa experiencia podría ayudarlo en sus nuevos deberes para
contribuir al combate contra el terrorismo y promover la libertad. Orwell no hubiera sabido si reír o llorar.
En Irak, las elecciones de enero fueron exitosas. Sin embargo, sólo se
ha recordado de manera marginal que EEUU fue obligado a que tuvieran
lugar. Ése es el verdadero triunfo, no el de los lanzadores de bombas,
sino el de la resistencia no violenta del pueblo, islámico o secular,
para quien el gran ayatolá Sistani es un símbolo. Pese a que EEUU y el Reino Unido se resistieron, Sistani
exigió elecciones rápidas, reflejando la decisión popular de alcanzar
libertad e independencia, y algún tipo de derechos democráticos. EEUU
(y el Reino Unido, siguiéndolo obediente) no tuvieron otro recurso que
permitirlas. La maquinaria doctrinaria se puso entonces en plena marcha
para presentar las elecciones como iniciativa norteamericana.
PODEMOS
anticipar que Washington no aceptará de buena gana que esto tenga unas
consecuencias políticas a las que se oponga, especialmente en una
región tan crucial. Los iraquís votaron con la esperanza de poner fin a
la ocupación. En enero, en una encuesta preelectoral en Irak, se indicó
que un 69% de los shiís y un 82% de los sunís estaban en favor de una
"retirada de EEUU a corto plazo". Pero Blair, Rice y otros han
rechazado explícitamente establecer un calendario de retirada,
postergándola hasta un futuro indefinido, hasta que los ejércitos de
ocupación concluyan su "misión", esto es, una democracia en que el
Gobierno electo acate las demandas norteamericanas. Acelerar una
retirada de EEUU y de Gran Bretaña depende no sólo de los iraquís, sino
también de la disposición de los electorados norteamericano y británico
a obligar a sus gobiernos a aceptar la soberanía iraquí. Mientras,
EEUU continúa manteniendo una postura militante hacia Irán. Es una
verdadera amenaza genuina que en años recientes EEUU haya enviado a
Israel más de 100 bombarderos que ha proclamado sin ambages que son
capaces de bombardear Irán. Se trata de una simple conjetura, pero las
amenazas podrían servir a dos propósitos: provocar a los líderes iranís
para que sean más represivos, alentando así la resistencia popular; e
intimidar a los rivales de EEUU en Europa y Asia para que no alienten
iniciativas diplomáticas y económicas hacia Irán. Esa política de línea
dura ya ha asustado a inversores europeos. Otro desarrollo que ha
sido exaltado como un triunfo de la promoción de la democracia ha sido
la tregua entre el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, y el líder palestino, Mahmud Abás.
La noticia del acuerdo debe ser bienvenida. Es mejor no matar que
matar. Sin embargo, hay que hacer un análisis más preciso de los
términos de la tregua. El único elemento sustantivo es que la
resistencia palestina, incluso contra un Ejército de ocupación, debe
cesar. Nada puede encantar más a los halcones israelís que una paz que
les permitirá continuar, sin obstáculos, la política de ocupar las
tierras más valiosas y los recursos de la Cisjordania, además de
emprender proyectos de infraestructura para convertir el resto de
territorios palestinos en cantones sin desarrollo posible.
EL
ACUERDO de alto el fuego no dice una sola palabra sobre las
depredaciones israelís en los territorios ocupados respaldadas por
EEUU. El Gobierno de Abás aceptó el acuerdo, tal vez porque,
podría señalarse, es lo mejor que puede hacer mientras Israel y EEUU
rechacen un acuerdo político. También debe añadirse que la
intransigencia de EEUU puede continuar sólo mientras el pueblo
norteamericano lo permita. Me gustaría ser optimista acerca del
acuerdo, y tratar de aferrarme a cualquier brizna de esperanza pero,
hasta ahora, no veo nada real. Para Washington un elemento
constante es que la democracia y el imperio de la ley son aceptables
siempre y cuando sirven a objetivos oficiales estratégicos y
económicos. Pero la actitud del pueblo estadounidense sobre Irak y el
conflicto palestino-israelí está en contra de la política del Gobierno,
de acuerdo a las encuestas. Por lo tanto, lo que hay que preguntarse es
si una genuina promoción de la democracia no debería comenzar dentro de
EEUU.
Noam Chomsky. Profesor de Lingüística del Instituto de
Tecnología de Massachusetts y autor de ’Hegemonía o supervivencia. La
estrategia imperialista de EEUU’ (Ediciones B). Distributed by The New
York Times Syndicate.
El Periódico de Catalunya
Mensajes
24 de octubre de 2005, 20:45
es muy acertada su opinion en cunato a la democracia selectiva, ese termino de " democracia " que las super potencias cogen para, fundamentar su accion, sin embargo no es democracia cuando otro usa ese mismo termino para salvaguardar su nacion.