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Jurassic park o el retorno de los dinosaurios
Publie le Jueves 21 de julio de 2005 par Open-PublishingPor Juan Barbagelata
Jurassic Park fue una película que recaudó mucho dinero, en ella se contaba cómo en una isla del Caribe un grupo de norteamericanos ambiciosos manipulaba el ADN de unos dinosaurios para traerlos a la vida nuevamente. La intención era armar un parque temático, pero los dinosaurios se les fueron de las manos y generaron una masacre.
Podemos aprender de las películas, pero podemos aprender más de los animales, en este caso no los norteamericanos sino los animales reales.
Si vemos la realidad como si fuera una película podemos decir que hoy se rueda en el mundo una superproducción que oscila entre la violencia y el terror.
Una película en la que todos somos extras y un puñado de poderosos se despedaza para tener el control.
“Pero no estamos solos, un dinosaurio recorre con pasos torpes los laberintos de la memoria; un lobo aúlla en la oscuridad del hipotálamo; un ave se alza con gracia haciendo equilibrio sobre los dos hemisferios cerebrales. Compartimos nuestro universo de símbolos y abstracciones con los delfines; compartimos nuestra capacidad de amar con perros y gatos; compartimos nuestras más sórdidas obsesiones -incluyendo la de poseer y dominar- con lagartos y serpientes. Tenemos al animal que se arrastra, listo para morder a traición desde tiempos míticos, porque a ese animal lo llevamos en la sangre” dice Osmar Bau en su revelador “Acerca de reptiles y frutas prohibidas”.
Mientras, en Argentina se libra una sorda lucha entre los laboratorios multinacionales y locales. En 1995 durante el gobierno entreguista del Partido Justicialista, con Carlos Menem en la presidencia de la nación, se promulgó la Ley de Patentes Medicinales. Esta ley impulsada por los laboratorios Merk Sharp & Dohme, Schering, Roemmers, Bagó y otros, apoyada por la presión del gobiernos de los EEUU, les daba el control del mercando de medicamentos en forma casi monopólica. Los laboratorios debían pagar royalties para poder comercializar las fórmulas con sus propias marcas.
El tiempo demostró el ingenio local que desarrolló nuevas fórmulas por fuera de las registradas. Entonces las marcas antes citadas se presentaron a la justicia acusando a las empresas nacionales de usar “estudios clínicos confidenciales” para desarrollar su trabajo. Si esta acusación prospera en la justicia (que nunca es tan justa en Latinoamérica) se afianzaría la posición monopólica de las transnacionales que elevarían los precios de los medicamentos. Incluidas las aspirinas.
Y la salud del hombre? Bien, gracias.
A principios de los años setenta, Paul Mac Lean, jefe del Laboratorio de Conducta y Evolución Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los EEUU, observó que los monos-ardilla de América del Sur, con una lesión en cierto lugar del cerebro abandonaban por completo determinadas costumbres de su especie. Se trata del ritual que efectúan los machos para asustar a competidores y establecer jerarquías en sus comunidades: enseñar los dientes, chillar y exhibir el pene erecto.
Los monos-ardilla comparten estos rituales con otros, como los monos Baboon del Africa, donde los machos no dominantes muestran su sumisión al jefe de la tribu abriéndose de piernas y ofreciéndoles el trasero, como lo hacen las hembras en celo cuando son requeridas por el patriarca; así como los macacos de Japón, donde machos de rango superior montan simbólicamente a machos de menor rango. Pero con una simple lesión en la parte más antigua del cerebro, esa que evolucionó hace cientos de millones de años con la aparición de los reptiles, los simios dejan de efectuar sus ritos jerárquicos y el resto del cerebro sigue funcionando sin alteraciones.
En el diario “El País” de Madrid sale publicada una nota a James Morris, que está al frente del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Morris calcula que en Africa mueren 25.000 personas por día de hambre, eso hace unos 9 millones al año. También indica que en el mundo hay 850 millones de personas que pasan hambre cada día y que de esta cifra 300 millones son niños y nos da una clave muy interesante. La ONU canaliza la ayuda alimentaria a través de las escuelas y el costo de alimentar a un niño en este esquema es de ... 25 Euros anuales!!!!
O sea que si 300 millones de personas de los países “centrales” donaran 25 Euros anuales, se evitarían en principio muertes de niños por inanición y seguidamente las emigraciones en busca de oportunidades para vivir se reducirían.
Como dato complementario podemos agregar que, con lo que gasta un joven español aburrido en una noche de juerga que incluya tragos, discoteca y 1 gramo de cocaína, podría alimentar a cuatro niños africanos durante un año...
En su libro “A triune conception of the brain and behaviour” (University of Toronto Press, 1973) Mac Lean llama a esa zona primitiva “el complejo reptiliano”, compuesto de lo que en neuroanatomía se llama el olfactostriatum, el corpus striatum y el globus pallidus, este complejo constituía en épocas de los dinosaurios la totalidad del cerebro. Animales como el Stegosaurus, de dos toneladas de peso apenas tenían un cerebro de 30 cms3, similar al de un conejo.
Con la evolución de aves y mamíferos, el cerebro creció en peso y volumen. Hace 150 millones de años se forma el sistema límbico o “cerebro emocional” que incluye funciones como la cooperación, la generosidad y el amor por los hijos.
Los cerebros de los mamíferos son de 10 a 100 veces más grandes que el de reptiles de igual tamaño. Este crecimiento ocurrió por añadidura de nuevas capas de información en la periferia y por sobre el viejo cerebro, pero este dejó intactos sus vicios y virtudes.
Leo en los diarios que Europa lanza un nuevo paquete antiterrorista, avanzando sobre las libertades civiles. Francia restablece el control de fronteras, se espiarán e-mails y llamadas telefónicas, Italia hace una redada preventiva y detiene a 174 personas que profesan el Islamismo, y sobre todo, empiezan a desconfiar del vecino, el morocho, el latino, el árabe, el africano.
Siempre parece más simple amurallarse y armarse que buscar una solución inteligente, más barata, más humana.
La neocorteza aparece en el cerebro hace 50/60 millones de años, influencia el razonamiento abstracto, el lenguaje verbal, la capacidad de anticipar el futuro, más una serie de habilidades como orientarnos en tres dimensiones y leer un mapa.
Seres humanos, delfines, ballenas y simios compartimos un crecimiento extraordinariamente rápido de nuestro cerebro. La neocorteza constituye un 85% dejando en minoría a sus componentes más primitivos.
Todos estos datos estimularon a Carl Sagan a escribir “Los Dragones del Edén” (Grijalbo, Barcelona, 1979) donde especula sobre la evolución de la inteligencia humana.
Ciertos reptiles como los cocodrilos exhiben una preocupación y cuidado por los hijos que indica algún tipo de desarrollo similar al sistema límbico. Tampoco la neocorteza es exclusiva de los mamíferos superiores, los delfines tienen capacidad de crear conceptos abstractos mediante su sistema de comunicación de audio-imágenes.
Un coche bomba estalla en las calles de Bagdad. Mata 32 personas, hiere a 67. La mayoría niños que estaban alrededor de una patrulla norteamericana recibiendo golosinas de regalo. Los terroristas no cuidaron sus crías al atacar, como tampoco han cuidado la vida humana las tropas de ocupación desde que invadieron Irak.
La fórmula ya fue aplicada, primero les largamos bombas desde los aviones y a los que queden vivos los ayudamos con alimentos y golosinas.
Ya saben quién manda o quiere mandar.
No es común encontrar en los reptiles los altos niveles de cooperación y unidad familiar o grupal de la mayoría de las especies mamíferas. Y a pesar de esas carencias los reptiles son capaces de participar en los ritos de territorialidad, agresión y manipulación sexual que todos los animales desarrollan como medio de establecer jerarquías sociales.
No es la sexualidad en sí lo que desaparece con una lesión o destrucción del “complejo reptiliano”, sino su utilización simbólica.
Simultáneamente los bebés de los monos Baboon nacen con tres miedos básicos: a la oscuridad, a caerse y a las serpientes. El primero puede explicarse por el carácter diurno de la especie, el segundo puede remitirse a la memoria ancestral de cuando vivían y dormían en los árboles. ¿y el tercero?.
Reptiles y mamíferos han competido sin tregua por la hegemonía sobre el planeta desde los tiempos de los dinosaurios.
No es casual que en la serie “V Invasión extraterrestre” dirigida por Kenneth Jonson en 1983, los extraterrestres fueran lagartos camouflados de humanos y que invadieran la tierra para apoderarse del planeta, el agua y los cuerpos. Los invasores vestían trajes rojos con insignias que remitian al nazismo, en cambio los mamíferos perdón los humanos, luchaban por la libertad, la libre expresión y eran solidarios con los demás humanos. Esta serie duró sólo 19 capítulos al aire y fue emitida por la NBC norteamericana.
Cabría preguntarnos, en este gran tablero de ajedrez en que se ha convertido nuestro planeta, quiénes son los lagartos y quiénes los mamíferos.
Aunque indicios tenemos de sobra.
El error de Adán fue confiar en la serpiente.
En qué pueden sernos útiles estas hipótesis?
Por un lado nos llevan a buscar no solamente en el medio social o en la educación de un niño las causas de su egoísmo, de su hambre de posesión, de su ansia por dominar a otros, de su fascinación y uso simbólico de los genitales. Por otro lado nos lleva a reflexionar sobre cómo la evolución de la inteligencia puede controlar los irracionales impulsos agresivos y de competencia.
Dice Sagán “...caracterizan, a pesar de ocasionales y bienvenidas excepciones, una gran cantidad de conductas burocráticas y políticas humanas modernas. Con esto no quiero decir que la neocorteza no esté funcionando del todo en una convención política norteamericana. Después de todo mucha de la comunicación en tales rituales es verbal y por lo tanto neocortical. Pero es notable cuánto de nuestra conducta práctica puede ser descripta en términos reptilianos. Se habla comúnmente de un asesino a sangre fría. El consejo de Maquiavelo al Príncipe era de asumir lo bestial a sabiendas.”
Mientras, en Argentina comienza la campaña electoral 2005 entre munición cruzada de los candidatos de un mismo partido. Tratándose de mafiosos, como si no hubieran hecho su carrera política debajo de la misma ideología.
Mientras, en la provincia de Entre Ríos se entierran 40 toneladas de alimentos en mal estado porque los funcionarios del gobierno no hicieron bien su trabajo y la comida para los más necesitados va a parar bajo tierra.
Escuchamos frases como “hay que acumular poder” o “ganaremos con la estructura partidaria”.
Frases de donde se entresaca acumulación, poder, estructura, etc.
“Parirás a tus hijos con dolor” fue el castigo divino a Eva por haber comido la fruta del árbol del conocimiento del bien y el mal, o sea la capacidad de empezar a hacer juicios abstractos y morales, una función neocortical.
Con premeditada inocencia tratamos de prolongar o recuperar la infancia para seguir preguntándonos, seguir asombrándonos, seguir expandiendo los límites de la neocorteza.
En la larga etapa de la niñez de nuestra especie es cuando más crecen las funciones cognitivas que nos convierten día a día en seres humanos. La capacidad de aprender está determinada por la pasión de jugar, explorar, experimentar.
El mundo es un gran rompecabezas desparramado sobre el suelo y nosotros somos niños de rodillas mirándolo con ojos inteligentes.
Para que los ciudadanos del futuro puedan tener ese brillo de inteligencia, para que puedan comprender cómo armar este rompecabezas que se integra de mapas, necesidades, valores éticos y morales necesario para pilotear ese mundo, este país, esta provincia, aquel pueblo, este hogar, necesitan la alimentación adecuada para desarrollarse y aprender.
Para que las frases como “acumular poder” queden en la oscura noche de los tiempos es necesario que se aplique el Derecho Universal al alimento, la salud y la educación.
Si no es así, deberemos sentarnos a ver la “Guerra de los Mundos” que no es la película de Spielberg, sino la vieja confrontación entre mamíferos y reptiles.
Juan Barbagelata
Paraná, Entre Ríos, Argentina.
Fuentes: “Los Dragones del Edén” Carl Sagán. “Acerca de reptiles y frutas prohibidas” Osmar Bau. Revista Mutantia Nº6, mayo-junio 1981.