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Guatemala: otra buena lección para la Revolución Bolivariana
Publie le Sábado 25 de junio de 2005 par Open-PublishingPor Martín Guédez
La historia está allí para aprender de ella, para no ser engañados una y otra vez por el seductor y sus infinitas artimañas, para no ser violados una y mil veces con la ingenuidad de una jovencita quinceañera. Hoy trataremos de tomar algunas lecciones de la dura historia protagonizada por el querido pueblo guatemalteco. Entre otras cosas veremos que el imperialismo se repite, poco, casi nada, cambian los métodos y las estrategias, apenas se modifican los instrumentos.
Decir Guatemala es decir reino de la United Fruti, casi del mismo modo que decir Venezuela es decir imperio de las grandes petroleras a todo lo largo del siglo XX. Aún recuerdo cuando la Embajada de los EE.UU., estaba en la Floresta y no se debía mover una hoja sin el consentimiento del procónsul. Después de mudó de sitio, no de objetivos. Hay suficientes evidencias del desfile diario que los representantes de la oposición venezolana hacen, casi en caravana, para alcanzar la bendición y la dádiva de esta embajada.
En Guatemala, para la década de los cincuenta, el emperador de las bananas, Mr. Sam Zemurray, combinaba de tal modo poder con desprecio que afirmaba abiertamente no tener el menor temor de los guatemaltecos, a su juicio, estos no tenían capacidad para causarle el menor dolorcito de cabeza. Dueña su empresa no sólo de enormes extensiones de tierras, sino de toda la infraestructura del país, incluidos ferrocarril, compañía de teléfonos y telégrafos, puertos, barcos, la crema y nata de la oficialidad de la Fuerza Armada, políticos, jerarquía eclesiástica, empresarios y periodistas, parecía tener razón en su bravata. Poco diferente a lo que tenían y aún conservan en muchos casos en la Venezuela Bolivariana por cierto.
Pero los pueblos dan sorpresas. La llegada al gobierno de Juan José Arévalo y su decisión de hacer que la United Fruti (UF), respetara el sindicato y admitiera -en condiciones muy difíciles de cumplir-, pero al fin admitiera el derecho a huelga comenzó a representar una ligera jaqueca para Mr. Zemurray. Todavía tolerable, dado el inmenso poder de la UF, la sucesión de Arévalo por el presidente Jacobo Arbenz y sus medidas de reforma agraria, expropiación de tierras incultas para ser entregadas a campesinos sin tierras, sin presente ni esperanzas, colmó la paciencia de Mr. Zemurray y la maquinaria imperial a su servicio. Deberíamos recordar los venezolanos cómo, la conspiración abierta contra el gobierno del presidente Chávez, se inicia justo después de la aprobación de la ley de tierras o la ley de pesca. La oligarquía posee un cierto nivel de tolerancia que desaparece cuanto ve seriamente amenazado el bolsillo.
El campesinado guatemalteco había cometido la gravísima ofensa de hacerse presente, de tomar cuerpo y voz, de emerger de las sombras de la exclusión, razón suficiente, allá como aquí, o en Bolivia, Chile, Cuba, Dominicana, Jamaica, Guayana y donde quiera, para que el imperio afile sus garras y como Júpiter comience a lanzar rayos de muerte. Se trata de la vocación expansiva de todo imperio, para nada tiene que ver con simpatías o antipatías, lenguaje o formalidades. La intención de Arbenz al cubrir todas las formas legales posibles para no desatar la ira de la fiera no sirvió de nada. De acuerdo a los libros de contabilidad de la UF, Arbenz calcula una indemnización y, porque sí, porque le da la gana, John Foster Dulles, Secretario de Estado, hace sus propios cálculos que le dan 25 veces más de lo contemplado en los libros contables. También los venezolanos sabemos de eso. Echemos una mirada a la deuda exigida por las potencias y por la que fuimos invadidos a comienzos del siglo XX, o no vayamos tan lejos... recordemos el proceso de reversión petrolera cuando tuvimos que pagar chatarra a precios de último modelo. ¡No cambian!. Quizá no cambien porque hasta ahora la amnesia de los pueblos les ha permitido que la fórmula sea ganadora. Tampoco cambian en los métodos para la preparación del zarpazo.
La reforma económica y agraria propuesta por Arbenz era, con mucho, más moderada que la realizada por Lincoln cien años antes, sin embargo, para variar, fue calificada de comunista. De peligro comunista con vocación expansiva y desestabilizadora de la región. ¿Algo nuevo?. Se pone en marcha el plan de agresión contra la Guatemala “comunista”. Se buscan los cipayos y asesinos más conspicuos. Entre ellos destaca el asesino de indígenas Miguel Ydígoras Fuentes. Representantes de la UF se reúnen con él en San Salvador y le ofrecen la encomienda. Debe encargarse de destruir el gobierno de Arbenz, los sindicatos y restituir a la UF todas sus propiedades y privilegios, a cambio se le ofrece todo el dinero necesario y el apoyo de los EE.UU.
La noticia del “arreglo” se difundió como reguero de pólvora entre todo el cipayaje guatemalteco y centroamericano. Militares, empresarios, “exiliados” y hasta curas acuden como zamuros a ofrecer sus servicios. Llegan a disputarse con los representantes de la UF quien destruiría el gobierno de Arbenz a menor precio. Un tal José Luís Arenas, intenta convencer a la UF de sus mejores condiciones. Estas condiciones son mejoradas por un general Federico Ponce que dice disponer de gente para el asalto al palacio de gobierno a cambio de un adelanto y más barato. Bueno... no muy distinto al desfile que hemos visto en estos mismos días de venezolanos y venezolanas ofreciendo condiciones y pidiendo adelantos al mecenas del terror. Aquí, por cierto, el imperio ha perdido, hasta ahora, muchos adelantos. No hay problema...¡que no se preocupen los muchachotes y muchachotas, ahora es que hay... pidan por esa boquita!. Al final, entre estos descastados apátridas, cachicamo trabaja para lapa y el premio se lo llevaría el coronel Castillo Armas, hombre formado en EE.UU., barato, desalmado e inmoral. No más que los otros, pero quien sabe si más aceptable.
El plan se pone en marcha. ¡Advertencia! Cualquier similitud con la realidad venezolana no es pura casualidad. Se utiliza toda la maquinaria propagandística del imperio para poner el mundo al revés. La víctima convertida en victimario, el agredido en agresor, el ángel en demonio. ¡Total! ¿Para qué tienen la prensa, pues?. No falta el vecino cómplice. Como Judas, dispuesto siempre a vender la dignidad latinoamericana y servir de instrumento para agredir al hermano. Honduras denuncia supuestos intentos de invasión por parte del gobierno de Arbenz, incluso... al modo no mejorado por un tal Mr. Herrería, del actual gobierno ecuatoriano... denuncia que al gobierno de Arbenz se le pueden ver los tentáculos de la expansión comunista. El embajador estadounidense Mr. Peurofoy declara: “no podemos permitir una república soviética desde Texas hasta el canal de Panamá”. El Pentágono declara intolerable la compra de unos fusiles a Checoslovaquia por Arbenz y señala el peligro armamentista del régimen comunista guatemalteco. De nuevo... ¿alguna similitud con el escándalo de los fusiles rusos?
Todos los grandes medios de comunicación mundiales son inundados con fotos, películas, testimonios y hasta comiquitas sobre los horrores y atrocidades del régimen comunista de Guatemala contra su población indemne. La Iglesia Católica, por voz de su más alta autoridad, el Arzobispo Mariano Rosell Arellano, exhorta dramáticamente al pueblo guatemalteco a rebelarse contra el comunismo “enemigo de Dios y la Patria”. La manipulación y el contubernio de la iglesia jerárquica y el imperio alcanza límites grotescos. Se llega a utilizar la venerada y popular imagen del Cristo de Esquipulas nombrándolo en acto de fe “Capitán General de la Cruzada Libertadora”. La misma miasma ¿cierto? ¿No recuerdan la Virgen Descabezada de Altamira, o la Misa en el Templo Don Bosco, o la homilía en el Templo de la Virgen de Coromoto de Castillo Lara?
El cierre del grillete se produce en la OEA. Fuster Dulles, con motivo de la Conferencia Panamericana logra la bendición de la mayoría de los países para la invasión. También obtiene la complicidad de Francia e Inglaterra. Falta la chispa. Esta la proporciona Somoza. Convoca a una gran rueda de prensa, -igualito que aquí, con la presencia de todos los medios, ¿se han fijado la cantidad de micrófonos que están sobre la mesa de cualquier cipayo que quiera declarar y la íngrima soledad del micrófono de VTV cuando la declaración es de un revolucionario?- en ella, Somoza muestra unas diez pistolas -¡como para hacer una guerra mundial!- que llevan el sello de la hoz y el martillo. ¡Insoportable!, ¡Imperdonable!, ¡Hasta aquí nos trajo el río, grita airado el imperio! ¿No recuerdan los fusiles y uniformes del ejército venezolano confiscados en Colombia? Esperen un poquito y verán más.
La invasión se pone en marcha. Una invasión contra un país que no tiene un avión ni una batería antiaérea, un banquete para los aviones de los EE.UU. Al horror de una aviación bombardeando a sus anchas se une el desconcierto. La embajada de USA se convierte por arte de magia en la potente emisora de radio: La Voz de la Liberación. Desde allí se transmiten los discursos y proclamas, la música marcial de las tropas libertadoras de Castillo Armas.
El pueblo, desorganizado, desconcertado y horrorizado, debe ver como el gobierno de Arbenz se derrumba. La aviación destruye los depósitos de combustible y Castillo Armas pone en marcha sus tropas mercenarias. El pueblo exige armas para defender sus derechos. Arbenz al fin, -tarde, muy tarde- ordena abrir los arsenales al pueblo y la oficialidad se niega a obedecer la orden. La suerte está echada. Un proceso de inclusión, uno más se ha perdido. Una vez más dos factores parecen determinantes: La falta de organización y conciencia revolucionarias en el pueblo, y una dirección mojigata, ambigua, incapaz, en muchos casos vendida. Justo lo que no faltó en la Cuba Revolucionaria y no debe faltar en la Venezuela Bolivariana.