Portada del sitio > ¡A LA OFENSIVA MEDIÁTICA O NOS PERDEMOS!
Démosle al pueblo armas para su defensa mediática. Un cambio es imprescindible.
Por Martín Guédez
Es definitivo, en un año electoral como este, año en que tanto el imperialismo como sus agentes criollos se lo juegan todo, una agresiva política comunicacional, capaz de pasar a la ofensiva con eficacia, ante los mil ataques que a diario se vierten sobre un pueblo indemne es un problema de seguridad del Estado. No puede el gobierno revolucionario estar amarrado por la camisa de fuerza que supone, en momentos de guerra, la sujeción a equilibrios o a una dinámica comunicacional para el entretenimiento y el relax. Algo así es lo que se viene intentando desde el canal de televisión VTV y el resultado es deprimente. Angustia hasta el desespero ver el curso de agresiones, dinámicamente montadas y mejor representadas por “periodistas” actores, profiriendo calumnias, hurgando en los dolores hasta la sangre, en televisoras terroristas como Globoterror y encontrarnos en VTV con programas sobre desarrollo endógeno, o sobre manifestaciones culturales, o sobre deportes, o sobre lo que sea... todo eso es excelente... ¡quien lo duda!, pero es suicida en medio del fragor de una batalla. Cada cosa tiene su lugar y su tiempo.
Incluso los programas que pudiéramos considerar como de respuesta a la guerra mediática son sencillamente tímidos, sin impacto, sin el compromiso que exige el momento, pulcramente equilibraditos, sin estridencias, como para tiempos de paz y amor. Absolutamente vegetarianos frente a una televisión privada carnívora y asesina. Nada que ver con la guerra que estamos resistiendo todos. ¡Una bobería insigne!. Es necesario que el Estado cuente con un canal (¿VTV?) que sea 24 horas noticias y opinión. Un canal aguerrido, ágil, bien manejado desde el más absoluto compromiso con la revolución. ¡Sin sucedáneos! ¡Que no nos vengan con cuentos de equilibrios porque los enemigos no los tienen! Un canal que disponga de la capacidad necesaria para desmontar, al instante, cada mentira, cada ataque, cada puñalada en la credibilidad del pueblo. Un canal que responda a las expectativas de un pueblo que está siendo inclementemente bombardeado. Programas dinámicos, al mejor estilo, aún perfeccionado y con mayores recursos, que el de la Hojilla. Programas que no se detengan ante las limitaciones propias de una sociedad en paz. Programas que incluyan la participación, reitero, aguerrida, decidida y sólida de gente como Alberto Nolia o Wladimir Acosta...en fin...historiadores, analistas políticos, internacionalistas, me resulta incómodo dar más nombres, porque siempre sería injusto con muchos luchadores a quienes les sobran, no sólo méritos sino valentía y decisión para hacer esa labor, para encender esa hoguera, para llevar la verdad hasta aplastar la mentira... Deshaciendo entuertos y mentiras... ¿Qué no son periodistas? ¡Que lo sea el o la periodista ancla que se utilice para tal fin!.
Hacer algo urgente es, verdaderamente, cuestión de seguridad de Estado. Quizás salvado el escollo de las elecciones pueda regresarse a una televisión ideal. En este momento la orden de combate es más que necesaria, imprescindible. VTV puede ser ese canal... Vive puede ser el canal para la televisión ideal, ajustadita a los ideales y principios. VTV, por si alguien lo olvida, jugó un papel fundamental cuando el país se encontraba en los fragores de aquella batalla mediática que fue el sabotaje petrolero. Lo fue también en los días previos al referendo aprobatorio. El pueblo lo sabía. Como se busca el agua en el desierto, así buscaba la verdad, el mensaje revolucionario, en VTV. Ese enamoramiento con la verdad que el pueblo encontraba en VTV se ha ido perdiendo. No por infidelidad, todo lo contrario, por fidelidad instintiva a la revolución, porque da mucha rabia, es cruel la impotencia, cuando se ve a la querida revolución, a esta niña bonita, atacada, golpeada, agredida, sangrada, sin encontrar alivio ni respuesta. Debo admitir que, aún defendiendo siempre al canal de todos los venezolanos, también he dejado verlo como lo hacía. Es insoportable pasar por Aló Ciudadano, ver la manipulación más grotesca, dirigirse a nuestro Canal y encontrarse con comiquitas, programas repetidos, o en el mejor de las casos, una programación excelente para un tratamiento de los nervios.
HUGO PARA TODOS Y TODOS PARA HUGO.
LA BARRICADA SÓLO TIENE DOS LADOS.